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The Artisan

La decoración estilo Capri de Della Femina

Francesco Della Femina, arquitecto y diseñador de interiores y mobiliario de herencia mediterránea, diseña originales piezas de decoración y mobiliario para el hogar caracterizadas por líneas limpias y contemporáneas e inspiradas en la belleza histórica tradicional de la isla de Capri, donde nació Francesca Della Femina.

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¿Cuál es la fase más fascinante en la creación de estos objetos únicos?

Todas las fases de creación de una pieza de diseño me fascinan. Entre ellas, tres son las más importantes y emocionantes. La primera es la invención, ese momento efímero en el que un objeto empieza a tomar forma en mi mente. Es entonces cuando siento la necesidad de esbozarlo. Por eso siempre llevo conmigo un bloc de notas y un lápiz, aunque a veces me he encontrado dibujando en billetes de tren o servilletas de cóctel. El segundo paso es la realización de un prototipo, cuando creo el primer objeto con la ayuda de los artesanos. Es un momento mágico, en el que la energía, los conocimientos y la pasión de cada uno de nosotros convergen para dar vida a una idea. El tercer paso es el "bautizo"del objeto, cuando se presenta al mundo o a un cliente. Este momento gratificante genera nuevas ideas y la autoestima necesaria para volver a empezar el proceso.

¿Es importante para usted la tradición?

Para mí, la tradición es vital, incluso visceral. Pero la tradición necesita ser vivida, renovada y transformada en algo contemporáneo, fresco y actual. Sólo así el objeto puede reclamar su propia historia y creo firmemente que todo objeto bien hecho tiene su propia historia hecha de artesanía, ideas y experimentaciones. Tradición significa historia, significa pertenecer a algo, significa cultura. Pero también significa verdad, modernidad, imaginación y honestidad intelectual.

¿Qué le interesó y le hizo enamorarse de este oficio?

Creo que son ante todo mi carácter y mi insaciable curiosidad los que me hicieron enamorarme de este oficio. También está el ADN: mi padre era obrero de la construcción. Mi abuelo y mi bisabuelo también eran artesanos. Yo me hice arquitecto y diseñador, pero de niño pasaba los veranos en las obras con mi padre. Mi pasión viene del amor por este trabajo y agradezco cada día poder hacer un trabajo que siempre me ha gustado.

Cuéntenos una anécdota relacionada con su experiencia directa de diseñador yendo a talleres de artesanos.

Es difícil contar todas las anécdotas relacionadas con los artesanos con los que trabajo, ya que cada uno de ellos es un auténtico personaje. Entre ellos, hay uno que se llama Fifì, que pule los metales antes de darles un tratamiento galvánico. Le conozco desde hace años y, cada vez que me encuentro con él en su taller, siempre está cubierto de polvo negro de metal, salvo un círculo blanco que deja limpio la máscara que lleva sobre nariz y boca, y los dos círculos alrededor de los ojos donde las gafas protegen sus vivaces ojos. Un día, era domingo, estaba en un centro comercial muy concurrido y oí que alguien me llamaba. Vi a una persona que me saludaba pero no pude reconocerla, hasta que me fijé en sus ojos: Fifì estaba muy aseado y estaba de compras con su mujer. Esta anécdota me recuerda algo que siempre he sospechado: cuando los artesanos trabajan, se transforman físicamente para convertirse en su propio oficio y esta simbiosis en algunos de ellos es tan evidente que es casi innata. Esto debería ayudarnos a dar el justo valor a todo lo que son capaces de crear.


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