The Artisan

La Alfombra del Diseñador: una Mezcla de Emoción y Técnica

En Sirecom, una alfombra nunca es sólo un elemento decorativo: es una expresión sensorial, arquitectónica y cultural. Combinando técnicas centenarias con herramientas de personalización de vanguardia, Sirecom elabora alfombras a medida que dan sentido y alma a los espacios interiores. En esta entrevista, la marca comparte su proceso creativo, la armonía entre tradición e innovación y por qué una alfombra personalizada es un acto consciente de diseño.

El contenido de esta página ha sido traducido automáticamente. Visitar el sitio en ingles

Desde 1976, Sirecom, una empresa de Concorezzo de Monza y Brianza, se ha especializado en la producción de alfombras a medida y personalizadas. Las colecciones a medida interpretan el estilo único de cada cliente. Cada alfombra se convierte en protagonista del ambiente, intérprete de sabores y tendencias. Un protagonista capaz de explotar la fantasía de las alfombras empenachadas, las emociones de las alfombras de moda, la rica sobriedad de las fibras naturales y la extraordinaria riqueza compositiva de los kilims y los nudos de diversos orígenes y épocas.

¿Cuál es el proceso creativo que hay detrás de una alfombra Sirecom, desde el concepto hasta su finalización?

Cada alfombra Sirecom comienza como un diálogo, una convergencia de visión, función e inspiración estética. Colaboramos estrechamente con arquitectos, diseñadores y creativos, desde nombres consagrados a estudios emergentes, para dar forma a piezas que van más allá del producto y se convierten en parte de la historia de un entorno.

Los colores suelen inspirarse en la naturaleza: piedra, arena, metales oxidados, fibras vegetales, luz. Las formas y proporciones se hacen eco del arte, la escultura y la arquitectura. Esta visión se materializa a través de nuestra red mundial de maestros artesanos que utilizan técnicas tradicionales: anudado a mano, tufting, tejido plano, kilim, etc., cada una de ellas elegida por su efecto táctil y visual único.

Creemos que una alfombra no es un accesorio, sino una presencia narrativa que marca el ritmo de un espacio. Nuestro proceso es una mezcla de diseño, material y tiempo, donde la emoción y la técnica se encuentran.

¿Cómo conviven tradición e innovación en su trabajo diario?

En el mundo de las alfombras, la tradición no es un concepto abstracto. Es una disciplina física, tangible. Cada nudo, cada trama, cada urdimbre conlleva una memoria ancestral que ha viajado a través de continentes, siglos y civilizaciones. En Sirecom, honramos esta herencia con profundo respeto: nuestras alfombras son elaboradas por manos expertas que entienden la paciencia de hacer las cosas bien, la medida de un gesto repetido y el valor del tiempo invertido en cada centímetro.

Al mismo tiempo, nuestra mirada está firmemente puesta en el presente. La innovación entra en nuestro trabajo sin hacer ruido, ayudando a ampliar las posibilidades creativas, simplificando los flujos de diseño y fomentando la libertad expresiva de nuestros diseñadores. En este contexto nació nuestro Configurador 3D en línea: una plataforma inmersiva diseñada para profesionales y proyectistas que permite crear alfombras personalizadas en tiempo real.

El diseñador puede elegir entre más de 130 patrones, combinar más de 2.400 códigos de color, seleccionar dimensiones, técnicas de tejido, acabados y materiales. El resultado es una simulación muy precisa del producto final, que acelera las decisiones y abre la puerta a infinitas posibilidades.

Esta coexistencia entre lo antiguo y lo nuevo nunca es forzada. Es un diálogo orgánico. La tecnología no sustituye a la mano humana; la apoya. El diseño digital no borra la tradición; la acompaña, la respeta y la actualiza. El configurador es el punto de partida, pero la verdadera forma sólo surge cuando entran en juego los conocimientos del artesano.

Para nosotros, tradición e innovación no son fuerzas opuestas. Son dos hilos de un mismo tejido: juntos dan estructura, dirección y profundidad a todo lo que creamos.

En su opinión, ¿cuál es el valor añadido de una alfombra hecha a medida frente a una industrial?

Una alfombra a medida es un acto de diseño consciente. No se crea para adaptarse a cualquier espacio genérico, sino para pertenecer a un lugar concreto, a una visión única. Cada elemento -proporción, escala, geometría, color, textura- se estudia para que resuene con la identidad arquitectónica y sensorial del espacio al que va destinado.

En este sentido, una alfombra a medida no es sólo un objeto decorativo. Se convierte en parte de la estructura narrativa del proyecto. Puede equilibrar una habitación, anclar una composición, crear un punto de fuga, añadir ritmo o introducir silencio. Puede servir de umbral, de campo, de señal. Y todo ello con un lenguaje sutil que interactúa con los materiales, la luz y el mobiliario, sin sobrecargarlos.

Incluso las alfombras más sencillas, anudadas a mano, pueden funcionar discretamente en casi cualquier entorno. Pueden aportar el matiz o el brillo justos para realzar un espacio, una cualidad que los diseñadores entienden instintivamente. Pero una alfombra hecha a medida siempre adopta una posición, un significado. Se convierte en intérprete de una cierta sensibilidad, de un ritual doméstico, como reunirse alrededor de una mesa o relajarse en el sofá con los seres queridos.

De este modo, una alfombra hace una declaración: una elección de carácter, un gesto de diseño intencionado. Y conlleva un valor que va más allá del objeto, material e inmaterial: tiempo, reflexión, artesanía.

En un mundo que premia la rapidez y la uniformidad, una alfombra personalizada es una elegante forma de resistencia. Devuelve el sentido al diseño, recordándonos que lo que elegimos para vivir debe ser único, necesario y auténtico. Y ofrece un nivel de calidad que sólo una tradición artesanal centenaria puede garantizar.

Compartir: