Ceramiche Lega di Martina Scarpa
Placa decorativa Rosso Fantasia
1.390 EUR
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La historia de Ceramiche Lega se remonta a 1950, cuando Leandro Lega creó la conocida firma artística. Desde 1975, Carla Lega ha continuado el trabajo de su padre, empezando a modelar y decorar cerámica artesanal. Con su hábil destreza manual, pasó a formar parte del patrimonio de Faenza, utilizando un lenguaje moderno y autónomo, amenizado por el uso de la técnica del "lustro in riduzione". Cada obra representa la identidad italiana y se realiza a mano en el taller histórico, donde la hábil artesanía da vida a objetos únicos y exclusivos.
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Hoy soy el propietario de la empresa familiar. Me esfuerzo al máximo para crear siempre nuevas colecciones y difundir el nombre de Ceramiche Lega en Italia y en todo el mundo.
La historia de Bottega Lega comenzó alrededor de 1950, cuando Leandro Lega empezó a dedicarse a la cerámica y a experimentar con la técnica de la reducción. Vivió una vida llena de reconocimientos, pero sobre todo de pasión por este material que le resultaba sorprendentemente curioso y cambiaba constantemente. De esta curiosidad nació un color: Rosso Lega, que aún hoy lleva este nombre. Esta pasión, que se transmite a menudo, sirve de inspiración a su hija Carla Lega, que empieza a trabajar con su padre en el histórico taller de Via Fratelli Rosselli.
Carla se dedica a trabajar junto a su padre y empieza a satisfacer las necesidades del taller y a aceptar sus primeros encargos. Aprende a trabajar con diferentes técnicas cerámicas y distintas arcillas. De su joven impulso creativo nace una nueva colección de objetos: elementos tanto de decoración como de uso que se suman a la ya floreciente producción histórica de objetos de la Bottega.
Carla da así un nuevo impulso a la Bottega y esta perspectiva más moderna amplía su mercado, hasta el punto de que se abre un nuevo punto de venta en el centro histórico de Faenza.
En 2019, Martina, la hija de Carla, decide unirse a su madre en la Bottega. Su historia es peculiar: a pesar de haber crecido entre el dormitorio y el taller, y de haber estado siempre vinculada a la cerámica en todas sus formas, decide inicialmente matricularse en la Universidad de Económicas siguiendo una carrera de Empresariales y Administración. Nada más licenciarse, la contratan como responsable de exportación en una empresa de cosméticos, pero es en ese momento crucial cuando el camino de Martina cambia. Y como a menudo les ocurre a quienes tienen algo ante los ojos pero no pueden verlo, así le ocurre también a Martina, que descubre una pasión por la cerámica, que siempre había sentido pero que ahora se hace concreta y tangible. El amor por su nueva profesión la lleva a hacerse cargo del negocio familiar, convirtiéndose en propietaria de Bottega Ceramiche Lega.